¿Cuándo empezaste a?

 

En la viña del señor hay de todo. Desde un Christian Grey hasta un William Traynor, llegamos a “El año que empecé a masturbarme”.

El filme estrenado el fin de semana pasado se posicionó como las más vistas en la plataforma digital. En breves palabras: El mundo de una ambiciosa profesional se viene abajo cuando la deja su pareja justo antes de cumplir 40 años, acción que la obliga a revaluar su ajetreada vida como profesional, madre, amiga y esposa.

Hanna, interpretada por Katia Winter, está orientada a prosperar en su carrera profesional, pero a la vez quiere otro hijo con su esposo. Él tiene otros planes: quiere divorciarse de la madre de su primogénito, lo que pone de patitas su mundo perfecto.

Ella tiene 39 años y en unas semanas cumplirá 40. Esto significa una crisis dramática que cambiará la vida de los protagonistas.

La película está dirigida a un público más “maduros” de los abanderados por Netflix, ya que explora un viaje de autodescubrimiento y reevaluación de sus metas y prioridades en la vida.

Y nada más y nada menos, con la masturbación como eje para reducir el estrés y darle sentido a su vida.


Por cierto, Hanna renuncia a su trabajo por insistencia de su marido Morten. Mala decisión, nunca se debe dejar de lado la profesión para ser ama de casa. Pero como dijo una vez Lady Gaga, una carrera profesional nunca te dirá que ya no te ama.

También algo es cierto. Mediante van cambiando tus objetivos, así deben cambiar tus amistades. Esta es una acción que Hanna no entiende con su mejor amiga que acaba de tener un bebé y no puede ir de alma fiestera cada viernes.

La película tiene una trama rápida de enganchar, es dinámica y banal. No profundiza en la ruptura del matrimonio de los protagonistas, su rol como madre y menos como su desvinculación laboral repercute en sus finanzas.

Solo es una película para ver mientras friegas los trastes, te bañas o vas en estás en el congestionamiento vial.

Querido lector,

Solo disfrute la película.

 

 

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